miércoles, 21 de noviembre de 2012



SALUD MENTAL
Definir salud no es tarea fácil. La Constitución de la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde 1948 dice: “La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.

Desde fines de los años setenta se ha planteado que la salud mental es una problemática de Salud Pública que exige una visión interdisciplinaria y multisectorial por parte del Estado. Aparece en forma explícita la preocupación por la prevención y la promoción de la salud mental con el fin de reducir la carga económica de las enfermedades, prevenir su incidencia y elevar el nivel de salud mental y desarrollo espiritual de las personas.
A nivel mundial encontramos problemas y enfermedades prevalentes de salud mental, así como problemas de los sistemas de atención que grafican claramente las tendencias que también encontramos en nuestro país (La salud mental en el mundo, OPS, 1997) :

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  •     Violencias (política, interpersonal, doméstica y familiar).
  •      Desplazamiento forzado y refugiados.
  •        Trastornos depresivos (quinta causa de discapacidad y 30% de consultas médicas).
  •     Abuso de sustancias (alcohol y otras).
  • Desinformación de que muchas enfermedades mentales y neuropsiquiátricas pueden tratarse efectivamente.
  • Estigmatización y desconocimiento de los derechos humanos de los enfermos mentales (en política, en servicios y en legislación).
  • Servicios centralizados, social y culturalmente irrelevantes de base individual no comunitaria (sin participación de usuarios, proveedores y grupos de apoyo)
  •   Servicios inadecuados (modelo de atención deshumanizado y de baja calidad y poder  resolutivo).
  •  Sistemas locales desactivados o penalizados y redes sociales de apoyo debilitadas
  •               Recursos humanos profesionales insuficientes mal distribuidos



    Principios para la acción en salud mental
    Estos principios han sido planteados conforme al espíritu de la Constitución Política del Perú y de los convenios y compromisos internacionales asumidos por nuestro país, para orientar sus políticas de desarrollo humano y de respeto por los derechos de las personas, favoreciendo su participación ciudadana.

    RESPETO IRRESTRICTO DE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS: incluyendo aquellas que tienen problemas de salud mental. Entre los derechos de los usuarios se resaltan la escucha, empatía, buen trato, información, confidencialidad y respeto a sus patrones culturales y creencias religiosas que preserven los derechos humanos fundamentales.
    - EQUIDAD: asumiendo un sentido de justicia en las prioridades e intervenciones, en relación al género, generación, diferencias culturales y étnicas, sectores sociales y regiones del país.
    - INTEGRALIDAD PARA EL DESARROLLO SOSTENIBLE: considerando la salud mental como un componente fundamental de los procesos de desarrollo humano, interviniendo en diferentes niveles para asegurar la atención y la prevención de problemas específicos.
    - UNIVERSALIDAD: desarrollando programas que permitan el acceso a los diferentes sistemas y niveles de intervención en salud mental; siendo el Estado el garante de la efectivización de estos derechos sociales consagrados en la Constitución Política del Perú.
    - SOLIDARIDAD: expresándose en la calidad del vínculo, de respeto, acogida y trato justo.
    - RESPONSABILIDAD COMPARTIDA: promoviendo la salud mental como responsabilidad individual, social y política.
    - AUTONOMIA Y DIGNIDAD: principios tomados de la bioética que aluden a la capacidad de las personas para tomar decisiones basadas en una información suficiente.


    Objetivos para la acción en salud mental

    1) Institucionalizar el componente de salud mental como inherente y necesario dentro del enfoque integral de salud, contando para ello con un Órgano de Dirección de Salud Mental que garantice su prioridad política a través de compromisos orientados hacia un nuevo Modelo de Atención en Salud Mental, articulado al Modelo Integral de Salud, lo cual debe reflejarse en la legislación, planificación y presupuesto del sector y otros involucrados.

    2) Garantizar el acceso equitativo y la cobertura de la atención y rehabilitación de los trastornos y problemas de salud mental prevalentes, asegurando la atención gratuita de las emergencias, incluyendo las de salud mental, y desarrollando modelos acordes a nuestra realidad cultural, con especial énfasis en el fortalecimiento de la atención primaria de salud.
    3) Legitimar socialmente la importancia de la prevención y promoción en salud mental, desarrollando estrategias que fomenten estilos y ambientes saludables en la familia, escuela, trabajo y comunidad en general, que contrarresten el impacto de la anomia y la exclusión social.
    4) Institucionalizar espacios de concertación multisectorial en el Estado y con otros actores de la sociedad civil (educadores, policías, religiosos, empresarios, ONG, defensores de derechos humanos), propiciando la co-responsabilidad para la elaboración, ejecución, monitoreo y evaluación de planes globales y locales de salud mental, como una tarea de todos y todas.
    5) Crear un sistema de información en salud mental, integrado a los sistemas de salud y otros, basado en indicadores positivos y de morbilidad, los que servirán para la definición de las prioridades y para el diseño, planificación y evaluación del quehacer en salud mental.
    6) Mejorar la calidad de la atención en salud mental garantizando la formación, supervisión y soporte (emocional, legal y técnico) de los recursos humanos del sector y otros afines, la eficacia de los modelos y propuestas, la eficiencia de los servicios, la optimización de la infraestructura, y el fortalecimiento de los procesos de planificación, monitoreo y evaluación.
    7) Impulsar la organización y planificación de las acciones co - responsable de pacientes, ex -pacientes y familiares.